Último kilómetro

En una vida pasada me dediqué al atletismo. Creo que era adolescente, semidiós, o algo por el estilo.

Me levantaba, comía una fruta y salía a correr, 10km después volvía a casa a bañarme, desayunaba y me iba a clase, entraba a las 7:30 de la mañana. Después del liceo almorzaba otras tres o cuatro frutas y tomaba un bus para ir a la pista de atletismo, ahí entrenaba unas dos horas más. Volvía a casa a la hora de la merienda y a veces todavía tenía ganas de ir a jugar al basquetbol o al fútbol con mis amigos del barrio. Como decía, otra vida, otra persona.

Recuerdo que hacía todo esto por voluntad propia, sin mucha resistencia interna ni grandes sacrificios, nunca lo sentí así. Más bien era algo que disfrutaba, no me lo cuestionaba mucho. Por primera vez en mi vida saboreé la disciplina, el esfuerzo y la dedicación.

Lo más valioso que me dejaron las carreras y el entrenamiento no son las medallas ni el buen tiempo que alcancé, sino una metáfora para la vida.

En las carreras muchas cosas podían jugarme en contra, el calor, el frío, el viento, la inclinación del terreno, lo que comí la noche anterior, como dormí, si salí muy rápido en la largada, si estoy respirando bien, si me olvide de ir al baño, etc.

No importa lo que pase no puedo parar, para mi nunca fue negociable no llegar a la meta. Si me duele el bazo bajo el ritmo, si tengo calor pienso en el próximo puesto de hidratación, el agua en la cabeza me devolverá el alma al cuerpo, si hace frío corro más fuerte y entro en calor enseguida.

En diciembre nos vemos tentados a bajar los brazos, descansar y dejar las cosas para el año que viene. O intentamos desesperadamente alcanzar los objetivos a costa de mucho estrés y sufrimiento.

Siempre podemos dar un poco más, un último empujón. Hay un plus cargado de mérito que es evidencia de un potencial no expresado. Pero creo que también es importante pensar en lo que viene después, en seguir adelante, en no abandonar en el camino y en poder acompañar a los demás.

Hoy entramos en el último kilómetro. Nos vemos en la meta.

💬 ¿Cómo te gustaría cerrar este año?

El alquimista

El Alquimista es una metáfora de la vida y de la realización del propósito, vivir la Leyenda Personal como dice Paulo Coelho.

La historia acompaña a Santiago, un pastor andaluz que emprende un viaje épico en busca de un tesoro.

Algunos comentarios sobre las frases que más me gustaron:

«podía contemplar el mundo como una pobre víctima de un ladrón o como un aventurero en busca de un tesoro».

Sin riesgo no hay aventura, sin aventura no hay tesoro.

«Tengo miedo de realizar mi sueño y después no tener más motivos para continuar vivo».

Este pensamiento habla del miedo al éxito, o del miedo a lo desconocido. ¿Qué va a pasar después de realizar mi sueño? ¿Qué hay del otro lado? También está implícita la idea de que sólo se puede cumplir un sueño en la vida.

«Imagina qué pasaría si todo el mundo se pusiera a transformar el plomo en oro. En poco tiempo el oro no valdría nada».

Las cosas difíciles son valiosas porque son difíciles. Las personas no logran grandes cosas porque sean diferentes, son diferentes para poder lograr esas grandes cosas, tienen que serlo, es la única manera.

«—Es el oasis —dijo el camellero.
—¿Y por qué no vamos inmediatamente?
—Porque necesitamos dormir».

Paciencia. Me encanta la sabiduría que hay en esta respuesta. No estuvo tan mal que me tome mi tiempo para leer este libro.

«—Sólo existe una manera de aprender —respondió el Alquimista—:por medio de la acción. Todo lo que necesitabas saber te lo enseñó el viaje».

Nadie te puede enseñar a vivir tu vida porque nunca nadie la vivió antes.

«Una búsqueda comienza siempre con la Suerte del Principiante. Y termina siempre con la prueba del Conquistador».

Creo que los finales son importantes. No solo dejar de hacer, sino darle un cierre completo a las cosas, llegar a una conclusión.

¿Qué es un Blog?

Es una galería, un mapa, un diario público, un taller de arte, un portal en el tiempo, un mercado de objetos robados, una tarjeta de presentación, una imprenta personal. Mi casa de verano.

Carta a mi editor

Acto 1 - El escritorio

Son la 1:45 de la mañana. Preparo un té y me siento a escribir. En mis auriculares suena una música tan relajante que haría dormir a una pantera.

Estoy en movimiento y la página ya no está en blanco.

Si pienso pierdo. Acepto el desafío.

Acto 2 - La agonía

Me cuesta escribir pero no porque sea difícil. Es difícil escribir rápido y bien, y lograrlo en el primer intento.

Escribir es tan fácil como mandar un mensaje a un amigo. El mensaje es lo importante, todo lo demás es secundario.

La belleza, la forma, el estilo y todas esas cosas lindas del arte no son problema mio, son problema del editor. Mi trabajo es entregar el borrador en tiempo y forma, y que me quede tiempo para vivir…

Acto 3 - La carta

Querido editor,

Estoy cansado de tus interrupciones continuas y tus comentarios desalentadores, no puedo escribir tranquilo si me estas fastidiando todo el tiempo.

Soy el que hace el trabajo duro, el que da vida a las ideas y el que se juega el nombre. Agradezco tu visión pero no puedo seguir así, a partir de ahora vamos a tener que trabajar separados.

Necesito más espacio, independencia, un momento sagrado en donde pueda cometer errores, hacer y deshacer lo que quiera, caminar en círculos, experimentar, intentar algo nuevo.

Te pido paciencia y que respetes mi proceso, a cambio me comprometo a hacer lo mismo y a enviarte el borrador tan limpio como pueda.

Podemos lograr grandes cosas juntos, tenemos que funcionar como equipo.

💬 ¿Qué carta necesitás escribirte?

Lo bueno, lo malo y lo feo

El cambio es inevitable, es parte de la vida. Algunas veces lo buscamos y otras nos encuentra.

En cualquiera de los casos hay al menos tres cosas que podríamos tener en cuenta:

El oasis en el horizonte

Bueno es todo lo que nos hace felices y nos impulsa a ser mejores personas; el amor , el propósito, el potencial, las oportunidades, la experiencia, el conocimiento, el desarrollo, el progreso.

El peso de la cruz

Lo malo es lo que crea resistencia; la incomodidad, la incertidumbre, la frustración, el miedo, el dolor, las ganas de renunciar y los obstáculos.

El veneno

Lo feo hace daño; la ira, el odio, la angustia, el sufrimiento, la actitud de víctima, la negación, la parálisis.

«La crisis consiste precisamente en que lo viejo está muriendo y lo nuevo no puede nacer».

—Antonio Gramsci

En cualquier proceso de cambio es importante reconocer y valorar lo bueno. Es lo que nos sostiene, lo que queda después de cerrar cualquier etapa y lo que nos motiva a levantarnos y volver a empezar.

Lo malo es inevitable, para cada recompensa hay un trabajo por delante, un camino que recorrer, físico, mental y espiritual. Aprender a convivir con las dificultades nos fortalece y amplía el mapa de lo posible.

Lo feo es lo único que podemos y debemos eliminar. A diferencia de lo bueno y lo malo, esta energía no se recupera ni se transforma, solo nubla la visión y nos impide ver la crisis como lo que es, una lección de vida, la oportunidad de dar un salto adelante.

No estoy siendo sincero

Cuando hablamos de sinceridad seguramente pensamos en ser honestos y decir la verdad, no mentir ni engañar. Desde niños se nos enseña a no herir los sentimientos de los demás y a ser buenas personas.

Y aunque sin duda estos valores son importantes y son esenciales para construir buenas relaciones, hoy me gustaría hablar sobre otro tipo de sinceridad, la sinceridad con uno mismo.

Aprendiendo a dejar fluir mi creatividad, entendí que es imposible alcanzar mi potencial artístico fingiendo ser alguien que no soy.

Mi aporte no es hacer más de lo mismo, es traer algo nuevo y auténtico. Potenciar la combinación única de virtudes, intereses y características que me hacen ser quien soy.

Para dar lo mejor de mí, tengo que ser el mejor yo posible.

Ser sinceros es honrar lo que somos. Es más que una forma de comunicarnos, es también lo que hacemos y cómo decidimos vivir:

¿Qué siento realmente? ¿Qué quiero realmente?

¿Cómo estoy siendo hoy? ¿Cómo quiero ser?

¿Qué quiero dar? ¿Qué quiero soltar?

¿Cómo es mi verdadero yo cuando dejo que sea libre?

La sinceridad es la luz que nos muestra el camino, un espejo de nuestra identidad.

«La sinceridad no sólo completa el yo; es el medio por el cual todas las cosas se completan».

—Yamamoto Tsunetomo
Galeano fue un gran blogger

Estoy leyendo Los hijos de los días. No pudo llegar en mejor momento.

Galeano fue un gran blogger antes de que existiera internet.

Periodista de la vida que escribía como hablaba. Iba tomando nota por los bares y por el mundo.

En sus blogs de papel, el link es lo que queda afuera, y lo que menciona al pasar.

No fue elitista de palabras ni de ideas. Hablaba de lo que sabía, fue auténtico y documentó muy bien su viaje.

Militante de la lucha contra la inflación palabraria. Admiro mucho su capacidad para dejar de escribir:

Enero 29
Callando digo

Hoy nació Anton Chejov, en 1860.
Escribió como diciendo nada.
Y dijo todo.
Viejo Nuevo Mundo

Me entusiasman los descubrimientos, me atrae lo desconocido. Mi curiosidad se esconde en las sombras de la ignorancia.

Aprender es lanzarme a la exploración de nuevos territorios, desembarcar en costas enemigas, pelear otra batalla contra la incomodidad.

El mundo ya estaba acá, pero vuelvo a descubrirlo.

Ellos miran las estrellas, buscando a Dios, pero el cielo es tan inescrutable como esta mar jamás navegada. Escuchan que ruge la mar, la mare, madre mar, ronca voz que contesta al viento frases de condenación eterna, tambores del misterio resonando desde las profundidades: se persignan y quieren rezar y balbucean: «Esta noche nos caemos del mundo, esta noche nos caemos del mundo».

Memoria del Fuego, Los Nacimientos

En el tomo 1 de esta obra impresionante, Galeano cuenta la historia de América, desde la creación hasta el año 1700.

Cerca del principio aparece esta ilustración, y captura en tres palabras lo que muchas veces siento; sobre la vida, sobre el aprendizaje.

En el acto heróico de descubrir nuevas tierras, también está la inocencia de creer ser el primero. Colón no descubrió América, pero entiendo lo que pudo haber sentido.

Quizá lo mismo que siento yo cuando vuelvo a ser novato, cuando salgo al mar a navegar en una balsa, o cuando enfrento monstruos gigantes que me observan en la noche.

Memoria del Fuego, Los Nacimientos
Afuera llueve

Afuera llueve, adentro estoy en paz. Entra olor a humedad por la ventana. La calle es un mar calmo y los autos son las olas.

Me levante triste, sin ganas de nada. Antes de desayunar miré para afuera y había un hombre limpiando el contenedor de basura.

¿Por qué sigo siendo tan desagradecido? ¿Qué necesito? ¿Qué es lo que todavía no veo?

Soy libre, pero me quedo acá parado. Estoy cansado de mentir, y de regalar sonrisas falsas.

Sueño con tirarme al sol a mirar los pajaritos, quizás llevar un libro y quedarme toda la tarde.

Se que esta angustia no es mía, es robada. ¿Por qué mejor no la devuelvo?

¿Por qué no agarro el lápiz y voy a dar una vuelta por el prado?

Afuera llueve, adentro sale el sol.

Afuera llueve, ya me siento mejor.

La plasticidad del tiempo

El tiempo vuela cuando nos divertimos, cuanto más rápido vamos menos tiempo tenemos. Cuando estamos apurados el tiempo parece apurarse con nosotros, como si nos estuviera persiguiendo.

Cuando nos aburrimos el tiempo desacelera, se vuelve hipnótico, perezoso. Y miramos el reloj y más lento pasan los segundos, cada click demora más que el anterior.

—Se me hizo eterno— decimos cuando ya no queríamos seguir en ese lugar.

Entonces:

¿No dura más la vida si el tiempo va más lento?

¿No será que necesitamos aburrirnos un poco?

¿Qué hay en la quietud que tanto nos incomoda? ¿Nuestros pensamientos? ¿Nuestros miedos?

¿Por qué adelantar el futuro sabiendo que no podemos volver al pasado?

El tiempo es relativo, cuanto más rápido vivimos más corta es la vida.

El que corre llega antes. Cuando la vida es una carrera la única meta es la tumba. Yo espero llegar último, no quiero ganarle a nadie.