Estación del cambio

Me encanta la idea de deshacerme de todo y empezar de cero.

Dejar vicios y reemplazarlos por hábitos saludables, leer libros, pasar más tiempo afuera, ir al cine, tener momentos agradables con las personas que quiero, vivir en paz, no desear tanto, no tener tantas cosas de que preocuparme, vivir en una casa vacía pero llena de cosas que me hacen bien; plantas, libros, música, arte y no mucho más.

Muchas cosas llegan para resolver el aburrimiento, qué la creatividad y la vida sean mis hobbies, que vivir bien sea la norma.

Primavera

Paró de llover, es tarde, salgo a caminar.

Agarro el celular y los auriculares y pongo un disco de Marvin Gaye, casualmente en la tapa de ese disco también llueve. Camino sin apuro, como quien no necesita llegar a ningún lado, y pienso qué linda noche, qué lindo olor a humedad. Y pensando en mis dilemas, y mascando decisiones yo también me pregunto: What's Happening Brother, What's Going On, ¿Qué vas a hacer?.

Colapso bajo mi propia gravedad. Implosiono. Me desintegro, me desarmo.

Me declararé sabio el día que haya trascendido toda urgencia. Lo que va a pasar pasará igual, qué sentido tiene apurarse.

A veces siento que vivo en una primavera permanente, mutando, buscando el cambio. La primavera es por encima de todo una promesa.

¿Será verdad que hay praderas verdes al otro lado del arcoiris?

La bicicleta

La vida es como andar en bicicleta.

Se puede volver atrás, pero solo pedaleando hacia adelante.

Blanco y negro

Pienso y me expreso mucho en blanco y negro. En un extremo está esto, en el otro esto otro, y en el medio hay otras cosas. Entender los límites me ayuda a entender el mapa, es como cuando armamos un puzzle y empezamos por los bordes, a partir de ahí solo se puede ir hacia adentro, y eventualmente completar el puzzle.

Si nos parecemos en algo seguramente puedas identificarte con estos dos sentimientos:

  1. Qué linda euforia, quiero más, este es mi momento, puedo lograr lo imposible, quiero seguir superandome, ya casi puedo tocar mis sueños más ambiciosos, no puedo parar, la ola pasa una vez y pronto se extinguirá, no me voy a quedar atrás, hay que ganar, soy el mejor.
  2. ¿Qué sentido tiene todo esto? Estoy agotado, no aguanto más, quisiera mandar todo al carajo. Sueño con tirarme abajo de un árbol y pasarme toda la tarde mirando el cielo sin hacer nada, sin desear otra cosa que lo que está pasando ahora mismo. Me encantaría ser esa paloma que está allá arriba parada en la punta de una ramita, en paz, tranquila, contemplando el atardecer, sintiendo la brisa en las plumas, lejos del caos, libre como la libertad misma. La miro y pienso: las palomas no viven volando solo porque tengan ese don.

Los extremos son claros y por eso son seductores. Si no es blanco debe ser negro, si no es izquierda es derecha, si no es arriba es abajo, si no es ganar es perder.

Insisto, el proceso, lo que hay en el medio, lo que no es una cosa ni la otra, progreso continuo, lento, imperceptible para el ojo humano.

Es la única forma, el único camino que conduce a Roma. Todo lo demás es teatro.

LEGOs y ladrillos

1000 bloques LEGO pesan lo mismo que un ladrillo.

¿Qué acciones mueven la aguja en la balanza de tu progreso?

Hacer espacio

Cerrá el libro, cambiá de opinión, renunciá a tu trabajo, dejá ir a esa persona. Abandoná el proyecto, o el país, o esa identidad obsoleta.

Para soltar hay que creer. Hay que creer en nuevas posibilidades aunque todavía no las veas.

Aprender a soltar es aprender a hacer espacio.

Hacer espacio también es un acto creativo.

¿Qué es intentarlo?

Las cosas se hacen o no se hacen. La inacción no es otra cosa que una acción distinta a la que se está considerando. Yo ahora estoy escribiendo, tomando un café y respirando. No estoy nadando, no estoy cosechando zanahorias y no estoy mirando televisión.

¿Pero entonces, qué es intentarlo?

A menudo, cuando hablamos de intentos, podemos estar hablando de alguna de estas tres opciones:

  1. Algo que no es una acción sino una expectativa o un resultado. Ser campeón de la NBA es un resultado, entrenar y competir son acciones. “Lo voy a intentar” puede referirse a obtener un resultado, no a ejecutar una acción.
  2. Un paso intermedio. Una acción que no logra directamente el objetivo deseado. Todos los “fracasos”, aprendizaje, prueba y error, exploración y experimentación que suceden en el camino hacia una meta no son intentos, son acciones.
  3. Una zona gris, un limbo entre el y el no, una decisión no tomada.

Una vez más entran en juego las expectativas y la diferencia entre acción y resultados. Decidimos qué hacer, pero no sabemos con exactitud cuáles van a ser los resultados de esas acciones.

«Hacer o no hacer, no existe intentarlo».
—Yoda
Músculos y engranajes

Segunda y última semana de jornadas laborales de 14 horas.

Soy muy avaro con mi energía. Hay tantas cosas que quiero hacer. Perder el tiempo siempre fue uno de mis mayores miedos, es bueno enfrentarlos. Agarré la serpiente con la mano y dejé que me mordiera, no pasó nada, no fue tan grave, sobreviví. Confirmé, pero está vez en la práctica, que esta vida no es para mi. Prefiero darme la frente contra la pared cuestionando la existencia, que ser una máquina que solo vive trabajando. Cuanto más nos miramos al espejo más lindos somos. No nací para ser una pieza más en una fábrica. Soy más humano que nunca, es mi única bandera.

Aprendí que la mente se cansa mucho antes que el cuerpo, que hacer las cosas “mal” puede ser mejor que no hacer nada, y que (casi) cualquier objetivo es mejor que no tener objetivos.

¿Qué miedos tendrías si supieras que estás soñando?

La vida es un juego, el objetivo es aprender a divertirse. Perdedores son quienes creen en la victoria. Todo es mentira dice Manu Chao, para mí son buenas noticias.

Inclinar la balanza

Sin darme cuenta, este mes caí en un experimento muy interesante. Aproveché la oportunidad de agarrar más trabajo que lo habitual y ahorrar dinero para un viaje importante que estoy planificando, más adelante te contaré más sobre eso. Estoy trabajando casi todo el día desde las 9 de la mañana hasta las 11 de la noche, y usando el poco tiempo libre que me queda para hacer otras cosas como escribir estas publicaciones, o relajarme un rato mirando autos en YouTube o jugando Counter-Strike. No paro en todo el día y estoy durmiendo menos de 8 horas, cosa que no recomiendo para nada.

Sorprendentemente mi energía se mantiene y mi motivación se disparó. Ocupar cada segundo, en parte se debe a eso, a que estoy motivado y con ganas de hacer otras cosas. Esta nueva rutina es temporal. Pero al menos por ahora, estoy disfrutando no tener tanto tiempo disponible para sentirme perezoso y sobre-analizar.

Creo entender lo que está pasando. Pensar y hacer son las dos caras del aprendizaje. Hacemos, observamos, pensamos, corregimos y volvemos a la acción.

Hay personas que viven el mundo más bien desde la lógica y los conceptos. Otras, tienden a lanzarse a la acción antes de siquiera saber para qué lo están haciendo. En el medio hay todo un espectro.

Mi personalidad y el exceso de tiempo libre no son una buena combinación, sobre todo cuando no involucró el cuerpo de alguna manera. En mi caso suele ser cierto, pienso y luego existo. Es mi modo de funcionamiento por defecto. Puedo caer fácilmente en el problema de parálisis por análisis y olvidar que no todos los problemas se resuelven pensando. Ningún problema se resuelve solo pensando.

Para alcanzar un equilibrio necesito salir de mi cabeza, y estar un rato en el mundo material, moverme, usar el cuerpo, caminar, andar en bici, trabajar, limpiar la casa, o lo que sea que me mantenga ocupado y fuera de pensamientos circulares.

Para otras personas puede ser lo contrario. Puede que necesiten parar, analizar, entender y aclarar el propósito detrás de tanto movimiento. Aprender a dejar de hacer, o hacer menos, o ir más lento, aunque sea por un momento.

Yo necesito hacer más. No puedo evitar pensar, entender la realidad es una de mis pasiones básicas, pero pensar también puede ser agotador.

Dejar de pensar es más productivo de lo que creía.

Nadie quiere el equilibrio pero lo necesitamos. No somos máquinas de producir y no somos cabezas flotantes. Somos un cuerpo, una mente y un alma. La paz interior está en la integración entre lo que hacemos, lo que pensamos y lo que sentimos.

El armario

Después de tanto tiempo encerrando miedos en el armario, abro las puertas, prendo la luz y descubro que ahí no había nada.