Una buena opción como primer libro de autoayuda. Combina lecciones prácticas y espirituales básicas, y un plan de acción simple al final de cada capítulo.
Es la historia de un abogado que tras sufrir un ataque cardíaco, se va al Himalaya, se convierte en monje y vuelve para compartir con su amigo todo lo que aprendió de sus maestros.
Una teoría interesante que el autor define como problema del límite superior, nuestro máximo de tolerancia a la felicidad y a sentirnos bien. Una vez superado, inconscientemente nos autosaboteamos para volver a nuestro estado habitual.
Gay Hendricks dice que este umbral es lo que nos impide alcanzar mayores éxitos y vivir una vida plena. Muestra cuales son las causas de esta autolimitación y que hacer para liberarnos.
Uno de mis libros favoritos, el que más me influenció este año.
Excelente tanto para artistas más experimentados como para cualquiera que quiera desarrollar su creatividad.
Me encanto el formato. Es un libro corto pero concentrado y tiene ilustraciones geniales que hacen que sea divertido y fácil de leer. No le sobra ni le falta nada.
La primera parte consiste en una autobiografía resumida que va desde su infancia hasta sus comienzos en el oficio.
La segunda es un manual básico de escritura. No muy técnico, con consejos simples. Habla sobre lo que él considera importante para formarse como escritor.
Fue interesante conocer las dificultades que tuvo que superar para terminar algunas de sus obras, incluyendo esta.
Es lo que buscaba, entender cómo piensa un gran escritor.
¿Qué es dormir bien? ¿Qué pasa cuando no dormimos lo suficiente?
Por qué dormimos recorre los mitos y verdades acerca del sueño, cuál es su función, porque es tan importante y más. A lo largo de cada capítulo se detallan los estudios que dan origen a sus conclusiones.
Aunque me costó un poco llegar al final valió la pena leerlo, recomendable para quienes se tomen en serio su salud.
Ganar claridad mental Escribir me obliga a bajar la velocidad y reflexionar más detenidamente.
Autoconocimiento Me sorprendió el efecto oráculo, muchas veces le hago una pregunta a la página como si pudiera responder y espero unos segundos. A veces la respuesta aparece enseguida y la anoto.
Observación Puedo escribir lo mismo todos los días si quisiera, por ejemplo: “No se que publicar hoy en el blog”. Esto hace que sea mucho más fácil ver problemas recurrentes o no resueltos y patrones de pensamiento negativos.
Ansiedad En este caso las páginas son una especie de terapia, a veces es suficiente con sacarse algo de la cabeza. Aunque sea hasta mañana.
Disciplina Cumplir una tarea diaria que me propongo incluso cuando no tengo ganas siempre es una batalla ganada.
Creatividad Excelente herramienta para salir del pensamiento habitual y conversar ideas nuevas con uno mismo.
Julia Cameron:
“Pero ¿qué son las páginas matutinas? Son simplemente tres páginas manuscritas de estricto flujo de conciencia. Por ejemplo: «Dios mío, ha amanecido de nuevo. No tengo nada que contar, nada que decir. Tengo que lavar las cortinas. ¿Recogí ayer la ropa de la tintorería? Bla, bla, bla...».”
“Tres páginas sobre cualquier cosa que se te pase por la cabeza, eso es todo lo que tienes que hacer.”
Por ahora mi versión adaptada del ejercicio consiste en completar una página. Empiezo con la fecha y una afirmación positiva que se me ocurra en el momento.
Para probar la idea y ver que resultados me daba elegí una libreta vieja de 15x10cm que tenía dando vueltas hace años. Le quedaban solo 18 hojas, completar esa libreta fue el primer paso.
Ahora estoy escribiendo en mi agenda que en realidad uso como diario. Para el año que viene quizás compre un cuaderno o algo un poco más grande, veremos.
Noviembre y diciembre son meses caóticos, por lo menos para mí. En alguna situación de trabajo bajo presión noté una irritabilidad en mi que no me gusto nada.
La ira es el caso extremo de la frustración que puede ser tan sutil como una pequeña molestia. Wayne W. Dyer dice que:
«El único antídoto para la ira es la eliminación de la frase interna: “Si sólo fueras más parecido a mi”»
Reflexionando en estos días comprobé que es cierto.
Mi problema no era lo que sucedía a mi alrededor, sino lo que yo quería que sucediera, esa expectativa que no coincidía con la realidad.
Desde entonces he estado ejercitando la aceptación, volviendo al momento presente.
El resultado es un sentimiento de paz. Disfruto más lo que hago, agradezco lo que tengo.
La necesidad genera un vacío imposible de llenar, siempre va a faltar algo. La única forma de cambiar la realidad es reconocerla, que sea el punto de partida. ¿Es posible cambiar algo que no existe?
Lo más importante es que estoy más receptivo a lo que pasa a mi alrededor, menos pendiente de recibir y más disponible para dar.
Ayer fui al súper como cualquier otro día y antes de pasar por la caja me arrimé al exhibidor de libros.
De lejos vi que tenían uno de Paulo Coelho y cuando me acerco era El Alquimista y otro que ni recuerdo el título.
Hace tiempo que lo tenía en mi lista, no dudé un segundo en comprarlo. Además estaba a muy buen precio, en cualquier librería cuesta el doble.
Lo curioso es que siempre creí que los supermercados solo vendían libros “malos”. ¿Será porque muchas veces están al lado de las golosinas y otros productos tentadores?