Muy buena película.
Muy buena película.
¿Qué harías si supieras que vas a tener éxito?
No es una pregunta tan útil como parece. No nos enseña nada, ni nos dice mucho acerca de lo que verdaderamente nos motiva. Cualquier camino nos llevaría al mismo resultado.
Seth Godin hace una pregunta mucho más poderosa ¿Qué harías si supieras que vas a fracasar?
Seguramente algo que te haga feliz, algo que te permita expresar tu verdadera identidad. Algo que sea más importante que cualquier objetivo arbitrario. Algo tan significativo, que incluso en la mediocridad encontrarías una profunda satisfacción.
La pregunta no es qué hacer, la pregunta es cómo hacerlo.
Ser artista es perseguir una visión, donde todo el mundo ve espejismos.
No importa lo que pase siempre voy a tener mi arte. Es lo primero y lo último. Es todo lo que necesito.
Hoy vine a escribir a una cafetería en Montevideo que hace tiempo quería conocer, se llama Culto Café. Tiene un estilo medio nordico industrial, todo negro mate como a mi me gusta. Me pedí un café doble y una carrot cake con remolacha que está muy buena, dulce pero al punto justo. Estoy en el segundo piso. Desde acá veo la planta baja donde está el salón principal y la cocina. Me gustan las plantas colgadas en la baranda de varillas de metal.
Me encanta estar rodeado de gente que viene a hacer lo mismo que yo, me siento menos raro, menos único en el mundo, más parte de una comunidad. Me merezco esto. Salir conmigo. Disfrutar. Para eso trabajo, porque me gusta lo que hago. No quiero sufrir más algo que yo mismo elegí. No quiero que todo sea un esfuerzo constante.
Las cosas pueden ser fáciles de vez en cuando, no tengo que sentirme culpable por eso. El arte no tiene porqué ser siempre melancólico, lloroso, arte de martir. Puede ser divertido y espontáneo. También veo que tengo que abandonar esta idea absurda de salvar el mundo, ni siquiera Gandhi ni Mandela lo lograron. No soy el mesías, ni el elegido, ni nada parecido. No soy Luke Skywalker. Al mundo lo salvamos entre todos.
Me gustaría que dentro de 10 o 20 años alguien entre a mi blog y diga —Mirá que porquerías que hacía este tipo y no le importaba. — o que piensen —Mirá las porquerías que escribía al principio y mirá cómo fue mejorando con el tiempo, si el pudo yo puedo. —No es solo la belleza y la perfección lo que inspira a las personas.
Puede que lo que estoy haciendo no sea la mejor forma de alcanzar mis objetivos, pero no tengo manera de saberlo si renuncio. Es el salto de fe que da Indiana Jones en La última cruzada. Puedo dar el paso y caerme al abismo, pero si no lo intento, de todos modos voy a volver con las manos vacías. El Santo Grial está a un paso de distancia. Un salto de fe hoy, uno salto de fe mañana.
Algún día todo esto va a servir para algo. A veces las cosas salen bien y tengo éxito y a veces parece que todo el esfuerzo es en vano. Pero mis acciones deberían ser siempre las mismas, es la decisión que puedo tomar, qué hacer con mi tiempo. Estoy en paz conmigo cuando tengo la certeza de estar siendo quien quiero ser sin importar los resultados.
Algún día voy a mirar para atrás y voy a confirmar que todo valió la pena, que fue parte del camino y que tenía que vivirlo. Que no era para tanto, y que si hubiera disfrutado también el proceso hubiera disfrutado el doble.
Algún día voy a estar viviendo el sueño, como estoy viviendo ahora un sueño que tuve antes. Quizá lo que estoy haciendo no sea otra cosa que prepararme para vivir ese sueño. El presente es siempre un entrenamiento. Es como si las cosas llegaran cuando estamos preparados para recibirlas.
Nos encanta sentir que estamos listos, que tenemos lo que se necesita y que estamos a la altura de las circunstancias. Es genial cuando eso sucede, pero vivir así es vivir en la zona de confort, es quedarse en la aldea. Algún día los resultados van a llegar, pero no vivimos en “algún día”. Vivimos en el ahora, ahora es el momento de empezar a construir.
Me encanta el canal y el estilo de Van Neistat. En este video propone dos rutas hacia la excelencia:
Personalmente prefiero el camino terrenal, el de la práctica y el aprendizaje continuo. El camino de hacer hoy lo mejor que puedo con lo que tengo. Soltar los ideales inalcanzables y abrazar el proceso y el compromiso a largo plazo.
Cualquiera puede lograr un gran resultado una vez, pero lograr algo suficientemente bueno de manera consistente es la diferencia entre ser amateur y ser profesional.
Esta es mi interpretación sobre el concepto de pulsión de vida, que fue popularizado por Sigmund Freud.
Durante un tiempo fui DJ, fue una de las cosas que experimenté buscando mi vocación y mi lugar en el mundo. Me divertí y viví experiencias inolvidables, a veces hasta tengo ganas de volver.
Si hay algo que aprendí es que no se puede tener contento a todo el mundo. No importa que música suene siempre hay alguien que quiere bailar otra cosa.
¿Hasta qué punto vale la pena adaptarse a costa del potencial único que hay en cada uno de nosotros?
Como artistas y como personas tenemos que aprender a polarizar un poco más las opiniones. Tener claro quiénes somos, qué queremos, cuáles son nuestros límites.
Cuanto más conectados estamos con nosotros mismos, más sincera es nuestra forma de expresarnos. En los polos hay fuerza. Para algunas personas somos energía positiva, para otras energía negativa, está bien.
Decir que no a algunas cosas es decir que si a otras. Todo es relativo, no es necesario convencer a nadie. Somos seres complejos, cada cabeza es una guerra civil, un mundo de contradicciones.
Somos el promedio de la cantidad de personas a las que queremos complacer.
Quiero vaciar mi cabeza para entrar en la tuya. Llevame de paseo, haceme un tour, mostrame todo. Te doy mi tiempo y mi mundo, te doy toda la eternidad.
Pasemos el día en tu lugar preferido. Nademos en tu lago, perdámonos en el llano. Si te animas yo me animo, si querés te doy la mano. Tomemos mate al sol, conversemos otro rato.
Te haría mil preguntas y me tragaría mis respuestas. Me encantaría contarte todo, pero me perdería de vos.
Quiero vaciar mi cerebro para callarme la boca.
Te veo y quiero gritar, pero quiero mirarte y escuchar. Hablamos un rato y solo hablamos un segundo. Nos miramos un segundo y me pierdo, me hundo.
El otro día sentí algo, algo raro, no se que. No importa, lo siento, es así, ya fue.
¿Cómo suena mi voz en el eco de tu mente? ¿Cómo me veo en tus ojos cuando desaparece la gente? En mi cabeza nos besamos, y nos vemos, y nos vamos.
Sigamos caminando, que no pare nunca de llover.
Te diría que es para vos, pero quiero callarme de una vez.
Hay más buenas personas en el mundo que tiempo para conocerlas, más recursos de los que puedas manejar y más ideas en la mente que granos de arena en la playa.
Somos seres finitos persiguiendo el infinito.
El principio de la abundancia nos hace ver lo poco que necesitamos, lo mucho que la vida nos ofrece y lo insignificante que son los problemas.
Cuando comprendemos la magnitud de la abundancia que nos rodea aprendemos a ser más generosos, a soltar y a seguir adelante. El miedo no tiene poder cuando no hay nada que perder.
Asimilar este principio te va a ayudar a enfocarte. Ganar y perder son dos polos de la misma cosa. Destruir es crear, crear es destruir.
Para todo hay un lugar y un momento. Esto no significa no apreciar lo que tenemos ni desperdiciar inútilmente. Atraemos abundancia y la creamos dejando ir, sin odio ni resentimiento. Con amor, en paz.
Lo único que te vas a llevar es la persona que fuiste. Esto es lo que vale, lo demás es accesorio.
Una forma efectiva de establecer objetivos:
La diferencia entre un deseo y un objetivo es la decisión de crear una nueva realidad. Para crear la vida que queremos vivir es necesario tener objetivos.
Esta publicación está basada en un video de Actualized.org, el canal de Leo Gura. No estoy exagerando cuando digo que su trabajo me cambió la vida.
Toda mi vida adulta me la he pasado ocupado intentando ser alguien. En una búsqueda permanente. Evadiendo la realidad. Siempre de paso, yendo, anhelando.
¿Qué es ser alguien? ¿No soy alguien ya? ¿Qué encontraría si dejara de buscar? Empiezo a vislumbrar alguna respuesta.
“No soy suficiente” se convierte en “no soy compatible”. No soy compatible con esa persona, con ese trabajo, con ese estilo de vida.
El proceso me muestra el camino. Me veo en las personas que sintonizan mi frecuencia.
No me encontraba ahí afuera, porque estaba acá adentro.
«Solo un tonto intenta llegar al fin de la eternidad».