Gajes del oficio

Día 1

Es lunes, son las 15:40, me siento a escribir. Me estoy tomando lo que queda del tercer café del día, lo preparé hace un rato, ya está tibio.

Pongo un timer, me ayuda a concentrarme y a que no se me pase la hora de ir a trabajar. Podría haber empezado más temprano para que la sesión de escritura fuera más larga, pero bueno qué me voy a reprochar, es lunes, suficiente disciplina por hoy.

Hoy sí tengo ganas de escribir. Hoy quería escribir porque me encanta la idea de empezar la semana haciendo algo que me cuesta, que nadie me mandó a hacer y que no me genera un centavo (de hecho pago para hacerlo). Igual que un gimnasio. Si puedo sentarme a escribir un lunes puedo hacer cualquier cosa.

Día 2

Es martes, recién me levanto, son las 13:15. Empiezo el día sin ganas, me siento culpable, quería levantarme más temprano. Supongo que necesitaba dormir, ayer me acosté con una alergia terrible, una especie de rinitis.

Después de procrastinar hasta las cinco de la tarde, acepto que no estoy pudiendo salir de este estado y doy por terminada la jornada. Voy a llevar la ropa al lavadero y a la vuelta paso por la librería. Compré dos libros que hace tiempo quería leer, llego a casa y me pongo a ojearlos, uno me atrapó, Los Cuatro Acuerdos de Miguel Ruiz. Necesitaba un libro como este, que me inspire, que me motive. Estaba un poco estancado con la lectura.

No hay nada peor que quedarme pensando cuando no me siento bien, hay que hacer, hay que moverse. Un rato con un buen libro es de los mejores regalos que me puedo hacer.

Día 3 y 4

El miércoles y jueves hice un montón de cosas. Fueron días productivos pero descontracturados. Seguí leyendo pero no escribí. Lo más importante es que me permití otro ritmo, otra espontaneidad. Recién estoy incorporando la disciplina de trabajar para mí manteniendo cierto equilibrio; enfocarme, poner límites, tener un horario. Me ayuda a hacer espacio para otras cosas. Sé que me cuesta dedicarle tiempo de calidad al ocio y la diversión, lo estoy trabajando.

Día 5

Es viernes, son las 14 en punto. Para dejar un rato el café me hice un té de limón, solo agua caliente, un poco de jugo de limón recién exprimido y una cucharadita de azúcar. La tarea de hoy es terminar esta publicación.

Me pasé toda la mañana leyendo Los Cuatro Acuerdos, me encanta, seguramente lo termine el fin de semana.

Busco una conclusión para esta historia pero no la encuentro. Es la parte de mi que nunca está conforme, la que me molesta pero me impulsa a seguir mejorando.

Supongo que la conclusión es esa, seguir escribiendo.