La libertad puede ser un elegante mecanismo de evasión, una excusa para seguir deambulando.
Enfocarse es limitar la atención. Acotar el universo de posibilidades, fijar parámetros, definir reglas. Enfocarse es decidir.
En la vida y en el arte hay límites; predefinidos y arbitrarios. Avanzar depende, en parte, de la sabiduría o ignorancia con la que decido qué límites respetar, y qué límites transgredir.
Los límites son buenos, porque los límites marcan un rumbo. Vivo dentro del marco de mi ética, guiado por mis valores, hacia el horizonte de mis posibilidades.
No hay nadie que deteste, evite y sufra más los límites que yo. Pero no me des libertad, porque no sabría qué hacer con ella.