El arte no se puede enseñar, pero se puede aprender.
El arte no se puede enseñar, pero se puede aprender.
Necesito muchas cosas: Aire, agua, amor, un propósito.
¿Pero cuánto es suficiente? ¿Cuándo es suficiente? ¿Cuándo se llena el vaso definitivamente?
La autosuficiencia es un ejercicio, no un objetivo.
El poder no está en la hiper-independencia, sino en la aceptación de mi propia naturaleza pendular, vulnerable.
Me completo y descanso, hasta que mi curiosidad vuelve a tener hambre.
Mi crítico interno no sabe nada, porque no hace y nunca hizo nada. Solo opina desde afuera, o mejor dicho desde adentro. Agazapado en la mente, desconectado de la realidad, suspendido en una burbuja de ideales inalcanzables. Vive escondido escabulléndose entre las grietas oscuras de mi superego. Y con la soltura que caracteriza a quien no tiene nada que perder, pronostica fracaso, humillación y miseria.
No me deja avanzar, por miedo a quedarse solo.
Me encanta la idea de viajar por el mundo con una mochila:
Además llevo puesto:

La libertad puede ser un elegante mecanismo de evasión, una excusa para seguir deambulando.
Enfocarse es limitar la atención. Acotar el universo de posibilidades, fijar parámetros, definir reglas. Enfocarse es decidir.
En la vida y en el arte hay límites; predefinidos y arbitrarios. Avanzar depende, en parte, de la sabiduría o ignorancia con la que decido qué límites respetar, y qué límites transgredir.
Los límites son buenos, porque los límites marcan un rumbo. Vivo dentro del marco de mi ética, guiado por mis valores, hacia el horizonte de mis posibilidades.
No hay nadie que deteste, evite y sufra más los límites que yo. Pero no me des libertad, porque no sabría qué hacer con ella.
¿Qué es arte? ¿Qué es ser artista?
Solo quien transita ese camino conoce el esfuerzo físico, mental y emocional que significa poner todo sobre la mesa, sobre la página o sobre el lienzo. La visión es un espejismo que solo la artista puede ver, pero que siente tan sólido como el piso que pisamos.
El arte no es un título, es una forma de vida.
Parece ser la única manera, ofrendarme a la diosa. No hay arte a medias, o pongo todo o no pongo nada.
Esto empezó siendo un ejercicio semanal, como ir al gimnasio o salir a correr. Hoy es mucho más que eso. Sobre la marcha descubrí que este es el proyecto más importante de mi vida, algo que está vivo y que evoluciona conmigo, que cambia cuando yo cambio.
Este es el único lugar en el que puedo volcar todo lo que tengo: mi ética, mi curiosidad, mi pasión por el diseño y la creación, y esa mala costumbre de querer ayudar a las personas a mejorar su vida.
Hay dos clases de éxito.
Uno es dejarse llevar por la corriente. La cultura consumista se alimenta de miedo: miedo a ser menos, miedo a ser un fracaso, miedo a no pertenecer.
Solo cuando no veo el valor que tengo como ser humano, es que busco validación externa para sentirme seguro de quién soy. Busco afuera lo que no logro generar desde adentro.
El éxito personal solo necesita un usuario, un seguidor y un voto. Esta forma de vivir es mucho más solitaria, porque es personal. El éxito verdadero lo defino yo, cada día, con cada acción.
Éxito es levantarme con entusiasmo para seguir construyendo.
Éxito es ser feliz.

99% de las veces ya sé cual es el problema y cual es la solución.
Dejo de negar, dejo de buscar donde no es. El problema es ese, el que menos quiero enfrentar. Esa molestia que no me deja dormir y no me deja levantarme.
El problema no es técnico; es emocional, personal, interno.
Si quiero A tengo que resolver B para superar C.
Hay tres opciones:
El oro no es una cruz en el mapa, es la experiencia y el entrenamiento emocional.
Estoy a una decisión de seguir avanzando.
El arte es un espejo.
Recordatorio:
Soy un ser humano, ni más ni menos. Un instante. Un millonésimo de partícula de polvo.
Todo lo demás es soberbia.
